15 septiembre 2009

4update: futuro en comprimidos

por Santi Garcia

Como sucede en cada Update de Infonomia, esta mañana he disfrutado de lo lindo del bombardeo de ideas al que nos han sometido Alfons Cornella y Antonella Broglia. Con puntualidad suiza, en dos horas cronometradas y a un ritmo trepidante, nos han presentado 10 ideas y tendencias que permiten intuir por donde van a ir los tiros en el mundo de los negocios en el futuro.

Como no podía ser de otro modo hablaron de la crisis, pero en clave de innovación. Sabemos sus causas, pero quedan preguntas pendientes: ¿es una crisis del modelo productivo? ¿es el fin de la clase media? ¿es posible una economía sólo de servicios?…, y lo más importante de todo: ¿qué podemos hacer? ¿estado o mercado? ¿Keynes o Schumpeter? Parece que predominan las tesis keynesianas, pero, a diferencia del 29, esta vez son más los que, recogiendo el testigo de Schumpeter, defienden las bondades de la destrucción creativa como mecanismo de renovación del sistema. ¿Será la crisis una oportunidad para reconciliar ambas corrientes de pensamiento y quedarnos con lo mejor de ambas? Veremos.

También se habló del futuro de la educación y de las barreras que impiden al sistema educativo proporcionar el talento que necesita la economía. Según Clayton Christensen el problema es que el éxito escolar depende en primer lugar del grado de motivación intrínseca del alumno y, como no hay dos niños iguales, es difícil que un sistema de «café para todos» dé buenos resultados. Por eso el actual sistema, diseñado para la estandarización, debería dar paso a un sistema alumno-céntrico en el que los contenidos, las formas y los ritmos se adapten a la realidad de cada niño. La tecnología lo hará posible y, de hecho, ya hay varias experiencias «en la frontera» que apuntan en esa dirección.

Además, parece ser que vamos hacia un mundo donde todo será mucho más inteligente (smart). Cuando todo es más rápido no hay tiempo para pensar, hay que saber. Es la era de la innoeficiencia (innovación + eficiencia). Se trata de captar más y mejores datos, interpretarlos y tomar decisiones rápidas -y acertadas- sobre esos datos. De nuevo la tecnología vendrá en nuestra ayuda. Se multiplicarán las soluciones que integrarán información de diferentes fuentes, mientras otras nos ayudarán a realizar simulaciones o predicciones más fiables que fundamentarán mejores decisiones. Tendremos redes inteligentes, infraestructuras inteligentes, coches inteligentes, electrodomésticos inteligentes…

Como libro del semestre, Alfons y Antonella seleccionaron «The Venturesome Economy», de Amar Bhidé, cuya tesis es que hoy en día la innovación es una realidad muy compleja que depende de factores más allá de la inversión en I+D. Bhidé explica que el I+D en sí mismo no es nada hasta el momento en que un emprendedor decide pasar de la teoría a la práctica. Hay que tener muy presente que la riqueza se genera no en un laboratorio sino muy cerca del consumidor. Como ejemplo el iPod. Aunque su tecnología en su mayor parte no es americana, fue Apple, una empresa estadounidense, quien fue capaz de imaginar un nuevo producto. Fueron ellos y no otros quienes estuvieron dispuestos a afrontar los problemas de llevar esa tecnología al mercado y quienes, por tanto, han terminado capturando la mayor parte del valor generado en el proceso.

En la habitual lista de tecnologías emergentes del semestre citaron cosas como la nanopiezoelectrónica, las baterías líquidas, las memorias 3-D, los chips de grafeno, los asistentes virtuales, la medicina miniaturizada, los análisis de genoma a bajo coste, edificios modulares, nuevos motores de búsqueda especializados o los avances en el campo de la energía solar, que la posicionan como la principal candidata para convertirse en la fuente de energía del futuro.

También hablaron del riesgo de una crisis alimentaria -mayor que el de una crisis energética-; de como países -principalmente asiáticos- están comprando grandes extensiones de terreno en otros países para cultivar sus alimentos; y de como la menor confianza de los consumidores en la fiabilidad de la cadena de alimentos, unida al desarrollo de la agricultura basada en el agua y otros avances tecnológicos, está devolviendo la actividad agrícola al corazón de las ciudades.

¿Y qué hay de la industria? Pues también deberá hacerse más inteligente. Deberá reinventarse aprovechando las tecnologías disponibles en cada momento, apostando por la prefabricación y nuevos materiales y aumentando el componente de servicio. Será una buena señal si la destrucción de empleo en la industria empieza a ser consecuencia de las mejoras en productividad y no de la deslocalización hacia países de bajo coste. Indicará que vamos por el buen camino.

Por otro lado, aunque pensamos que la innovación es algo de países ricos, la realidad del mercado nos enseña que cada vez son más los productos diseñados específicamente para países en desarrollo que acaban teniendo éxito en el primer mundo. Ejemplos no faltan: los yogures con embalaje Ecopack que Danone empezó a producir en Bangladesh, los aparatos portátiles para electrocardiogramas que GE desarrolló para India y China, los cochecitos de niño chinos Goodbaby que copan el mercado norteamericano… No es de extrañar que Logitech e Intel hayan desplazado sus centros de I+D a China, o Cisco haya hecho lo propio en India, y no precisamente por el bajo coste de los profesionales locales sino por la preocupación por la eficiencia que demuestran.

En penúltimo lugar Alfons habló sobre la creciente importancia que tiene la reinvención del modelo de negocio como recurso para mantener la competitividad de una empresa, mucho mayor que la que tiene la innovación en producto o servicio. Muy ilustrativa la cita de un inversor: «históricamente nos equivocamos cuando apoyamos sólo tecnología; tenemos éxito cuando apoyamos a empresas que tienen un nuevo modelo de negocio».

Y para acabar, África. Antonella nos explicó como este continente está superando su imagen tradicional de subdesarrollo y poco a poco va consiguiendo resultados que lo reivindican como una tierra de oportunidades. En el África subsahariana el PIB crece por encima del 6%, la estabilidad económica, política y social va en aumento, la seguridad jurídica cada vez es mayor y el retorno de las inversiones es superior al que se obtiene en mercados comparables en otras zonas del mundo. Los chinos, que no son tontos, lo han visto claro y el volumen de sus intercambios comerciales con África ha ido creciendo una media del 30% en los últimos 10 años. China consigue materias primas y África recibe a cambio infraestructuras. Detrás van el resto de los BRIC’s. Ya veremos si queda algo para nosotros.

En resumen, todo un baño de futuro.

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