31 agosto 2008

Por una empresa más humana

por Santi Garcia

Dicen que vivimos en la era de los intangibles, de la información, el conocimiento, el talento. Pero si esto es así …

¿Por qué las empresas hacen tan poco por retener en la organización las habilidades y conocimientos de sus empleados?

¿Cuál es la visión de quienes recurren a las prejubilaciones como una vía para lograr mayores beneficios?

¿Por qué se gastan millones en cursos de formación y, sin embargo, no aprovechan la experiencia que acumulan sus trabajadores más sénior?

Como denuncia mi amigo Fernando Marañón en esta reciente entrevista en La Razón, «no podemos seguir viviendo en una sociedad de usar y tirar cosas y personas».

Fernando no habla de oidas. Tras 14 años de carrera en una conocida multinacional, se encontró sin trabajo de la noche a la mañana. La excusa que le dieron no fue muy original: la compañía quería rejuvenecer la plantilla. Pasó por el trago de comprobar como el 95% de las personas que le llamaban habitualmente dejaban de hacerlo, y conoció lo que supone verse rechazado por headhunters y gabinetes de selección. Fernando, que ante todo es un tipo valiente, tuvo los redaños de plasmar su experiencia en un libro (¡Reinvénta-te!, Pergamino Ediciones), se lo ha montado por su cuenta y ha desarrollado una metodología denominada «selfplacement», destinada a definir un proyecto de vida para las personas que han sido expulsadas de su medio laboral. Desde aquí mi reconocimiento.

Imagen zalgon bajo licencia Creative Commons

1 Comentario

  1. Hola Santiago:
    Estoy totalmente de acuerdo con lo que afirma Fernando en la entrevista y, en general, con sus conceptos y planteamientos. Yo,a mis 40 años, me he «reinventado», dejando una plaza de funcionario para trabajar en Madrid, donde no conocía a nadie ni tenía trabajo. Me ha costado casi dos años encontrar «mi sitio». Sin lugar a dudas, lo más difícil de todo este proceso es no perder la confianza en la propia valía. Una vez dentro, compruebas que todo es en ocasiones un juego de espejos, una ficción endeble.
    Aquí estoy. Bien. Valorado y aplaudido. Pero valgo lo mismo que cuando entregaba mis Cvs a los vigilantes de seguridad.
    Un saludo muy cordial, y mucho ánimo a los que buscan un selfplacemente, ¡es posible!,

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