
Todo apunta a que las empresas tienden hacia fórmulas organizativas y modelos de generación de valor económico basados en la colaboración, la transparencia, y la autoorganización, más que en la jerarquía y el control. Tiene su lógica. En un contexto complejo e incierto las empresas necesitan de una mayor variedad de capacidades que en un entorno estable, pero también de mecanismos para "activar" con rapidez estas capacidades cuando resulta necesario. De ahí la tendencia hacia soluciones organizativas más flexibles y abiertas (orgánicas, modulares, celulares, en red... ) que, en un entorno en continuo cambio, proporcionan una mayor capacidad de maniobra que los modelos tradicionales, más rígidos y estancos. Y sin embargo, es raro el día que no tenemos oportunidad de comprobar como, ahí fuera, esta tendencia choca frontalmente con los valores y la forma de dirigir de algunos ejecutivos y empresarios cuyo comportamiento -por mucho que hayan estudiado en escuelas de negocios de prestigio- sigue presidido por lemas como "ordeno y mando", "piensa mal y acertarás", "divide y vencerás" y otros del estilo. Quiero pensar que, al final, la lógica del mercado se impondrá y estos "dinosaurios" no tendrán más remedio que adaptarse o extinguirse, aunque me temo que para algunas organizaciones cuando esto suceda ya será demasiado tarde...
Comentarios
Parece ser que no es una "lógica del mercado", sino de un modelo con buen fundamento teórico pero de relativa aplicabilidad (dependiendo de los contextos socioeconómicos y factores culturales endógenos y exógenos regionales). Quizás funciona en Silicon Valley, pero no en Madrid, ni en Buenos Aires porque las condiciones ambientales son diferentes.
El problema es cuando se admira lo que ocurre en Silicon Valley y se cree que se pueden replicar sus modelos de gestión empresarial así como así, sin más que con el deseo de hacerlo.
Hace varios meses escribí en una "carta abierta" a una talentosa amiga que "El cambio y un giro del ethos dominante hacia modelos (sociales) horizontales y flexibles no es una «demanda» (exclusiva) de las nuevas generaciones”. La división generacional, Santi, no explica el atroz modelo vertival y despótico que domina en las organizaciones (públicas y privadas contemporáneas).
Hoy, esos "viejos carcamanes" que imponemos rígidas estructuras y atrofiamos la fresca creatividad de los más jóvenes, pertenecemos mayoritariemante a la "Generación Babyboom" que no ha sido ni peor ni mejor que la X —que nos ha sucedido, o la Y —a la que pertenecen la mayoría de nuestros empleados (también llamada Eistein).
Nosotros, los "antiguos" Babyboomers", no nacimos "viejos carcamenes; nos fuimos transformando poco a poco en esos dinosaurios... Más bien hemos sido bastante más revulsivos que quienes nos suceden, en términos culturales (los hippies) y proactivos (Mayo Francés 1968).
A tu esperanza que tu enarbolas en este post(que anhelo con una fuerza que ni te imaginas para el bienestar y calidad de vida mis hijos y nietos), yo contrasto mi experiencia: la «Generación Y» también será dirigente de la «generación Yb» y no creo que cuando madure quiera jugar un juego muy diferente al que venimos jugando en los últimos 100 años de la evolución económica signados por la "competencia a ultranza".
¿Por qué polemizo contigo, sin conocernos previamente? Tu apreciado enlace en twitter (te agradezco el honor) me llevó a recorrer tu blob. Lo hago habitualmente con todas las personas que se me acercan. Procuro aprender cómo ven lo mismo que yo veo desde otra perspectiva. En tu blog, en particular, me detuve en este post... no porque sea el mejor... todo lo contrario ;)...
Más bien, Santi, expresa lo que yo creía cuando tenía 20 o 25 años... y ahora, con algo de tristeza, veo lo lejos que me encuentro de mi ideal empresario.
Gracias por tu tolerante escucha. Un cordial, sincero, abrazo
Un abrazo :-)